Desde las arídas tierras de hermosillo
Ya llevo varios días en hermosillo, ya mañana terminan oficialmente mis vacaciones, me tengo que levantar temprano, tengo un desayuno a las nueve de la mañana, ¿con quien es el desayuno? Es con los integrantes de mi generación de la maestría y con las autoridades del Colegio de Sonora, mañana no empieza mi nueva rutina, tengo solo una semana de cursos propedéuticos y después doy comienzo con la rutina que abre de seguir por un trimestre, el cual estará lleno de cosas nuevas y en el habrá un evento muy importante, la boda de mi hermana, ella se casa el 29 de octubre, todo saldrá bien, muy bien.
Este verano fue muy diferente a cualquier otro en mi vida, la pregunta seria: ¿diferente en que sentido?, todos los veranos posteriores a la prepa, eran unas vacaciones, un alivio, un respiro de nuestra vida de universitarios y un recuentro con mis amigos. Pero este verano fue una despedida, una invitación a crecer, un respiro, el ultimo descanso al reto que significa la vida, de ahora en adelante todos mis amigos y yo, tenemos que crecer dejar de ser esos estudiantes, cada uno enfrenta diferentes retos, pero el punto en común es seguir creciendo, ya mañana comienza mi nueva aventura y la tengo que enfrentar, ya nos veremos dentro de dos años y por lo pronto no voy a esperar que pasa, voy hacer que las cosas ocurran.